El príncipe, no iba a regresar para despertarme de mi letargo mágico con un beso. Al fin y al cabo, tampoco yo era una princesa.
Una calada más por tus recuerdos, o por cómo han llegado hasta aquí. Una calada por todas las veces que has dicho mi nombre en tu mente, por todos y cada uno de los besos que me diste y los que nos quedan por dar. Una por tus principios, otra por mi final. Una por nuestra noche y su ocasión. Otra por todo lo que callé. Y la última, una de esas largas para que me tengas en cuenta, siempre. Las que quieras mientras no haya amanecido que sepas que me encanta fumar, pero prefiero otro vicio.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario